martes, 22 de marzo de 2011

Mi Declaración de Fé Personal...

DECLARACIÓN DE FE

    Creo en las Sagradas Escrituras, la Biblia, como la palabra inspirada de Dios;
mediante la cual se le revela al ser humano; constituyendo nuestra única regla infalible
de fe y conducta.

    Creo en la Trinidad; en la existencia de un solo Dios, infinitamente perfecto,
creador y Señor del universo, manifestado eternamente en tres personas: Padre, Hijo
y Espíritu Santo; idénticos en sustancia, atributos, poder y gloria; quien gobierna y
sustenta todas las cosas.

    Creo en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, concebido por el
Espíritu Santo y nacido de María virgen, en su muerte en la cruz, en su resurreción
corporal, en su ascensión a la diestra del Padre, en su victoria sobre la muerte y sobre
los poderes de las tinieblas y en su obra intercesora ante el Padre.

    Creo en la salvación integral del ser humano (cuerpo, alma y espíritu),
ofrecida gratuitamente a través de Jesucristo, único mediador entre Dios y la
humanidad, quien murió en la cruz para el perdón de todos nuestros pecados.

    Creo en el Espíritu Santo, el cual es enviado para morar en el creyente,
produciendo convicción de pecado, fe y un nuevo nacimiento; regenerándolo,
guiándolo, enseñándolo, santificándolo para la gloria de Dios.

    Creo en el bautismo en agua por inmersión; cada persona que se arrepiente de
sus pecados debe ser bautizado en el nombre del Padre, del hijo, y del Espíritu Santo
como obediencia a la ordenanza dada por el Señor a su iglesia y como testimonio
público de conversión al evangelio de Jesucristo, identificándose con su muerte,
sepultura y resurrección.

    Creo en la santa cena o cena del Señor, como la conmemoración y
participación simbólica de su muerte, señal del nuevo pacto, y anuncio de su segunda
venida.

    Creo en la segunda venida de Cristo, en la resurreción de los muertos, en el
juicio final, y en el establecimiento de su reino glorioso. Asimismo que los incrédulos
serán separados eternamente de la presencia de Dios y los justos vivirán con él por
siempre en una tierra nueva y un cielo nuevo.

    Creo en la iglesia, en el sacerdocio de todos aquellos que creen en el Señor
Jesucristo, que son redimidos por su sangre, que han nacido de nuevo y que en la
unidad del Espíritu Santo constituyen el cuerpo; comprometidos con el mandamiento
de la proclamación del evangelio en todo el mundo, el servicio de amor al prójimo, la
congregación de los santos para la adoración a Dios, la edificación por medio de la
Palabra, la oración y la comunión de unos con otros para el fortalecimiento de la fe, y
cuya cabeza es Cristo.

    Creo en el poder de la oración, en sus diversas formas y manifestaciones que
invaden lo imposible para transformar las circunstancias, para hacer retroceder las
tinieblas y atar a los demonios, y para mover la mano de Dios en la dirección de su
voluntad.

    Creo en el diezmo (fidelidad) y en las ofrendas (gratitud), como medio usado
por Dios para bendecir nuestras vidas, sostener el reino y desarrollar la visión de la
iglesia.